EL JUGLAR QUE LE CANTO A LA NATURALEZA EN METAFORAS
Hablar de Adriano Salas Manjarres, es hablar del hombre y mito convertido en realidad, es hablar del poeta romántico, que a través de la metáfora fusionaba la belleza y la ternuraRESEÑA
HISTÓRICA A LA BANDA 14 DE SEPTIEMBRE DE SAN PEDRO.
Hacía un tiempo, quería
escribir sobre la historia musical de San
Pedro. Por ello quise comenzar por Banda 14 de septiembre,
que para muchos de nuestros coterráneos es desconocida.
Trascurría el año 1938,
cuando un puñado de inquietos se dieron a la tarea de constituir una banda de
música. El 8 de diciembre de ese mismo se estrenaron como tal: bajo la
dirección de los hermanos Pedro
Salcedo y Carmelo Salcedo, cabe anotar el impulso decisivo que
dieron a este proyecto los ilustres ciudadanos Don
Alejo de Arcos y Don Alcibíades Cruz.
A través de este he
querido resaltar a ese grupo de hidalgos pioneros de nuestra música, hoy ellos
casi que en el olvido, solo en la nostálgica y melancólica noción del tiempo,
para algunos perdurara en sus recuerdos, como por ejemplo, en NICOLAS MESA a quien tengo que agradecerle, la
gentileza de haberme concedido esta entrevista y suministrado todos estos datos
para haber hecho posible enmarcarlos en la historia musical de nuestro terruño.
Con voz nostálgica narra NICOLÁS esas noches fandangueras en San
Martin, “corea” LA CRUZ “la bonguita,”
CERRO PELAO, y la legendaria plaza del tamarindo, donde se
confundía la alegría con el amor bajo el pabilo de una vela en la rueda del
fandango.
Las giras por pueblos circunvecinos, SINCE, GRANADA,MAGANGUE,
COROZAL, JUAN ARIAS, CANUTAL, GUAYMARAL, SAN MATEO, y otras que
para el son y serán inolvidables , por el bajo cauca, CAUCASIA, BAGRE Y ZARAGOZA, don muchas
veces fueron contratados para amenizar fiestas de corraleja y fiestas privadas
de los hermanos
CURA
Solo la imaginación fantástica me trasporta a través del tiempo,
imaginome a JULIO
PATERNINA y a CARLOS PINTO, cuyas trompetas exhalaban un tanglor melodioso de porro,
acompañado por los mágicos de PEDRO SALCEDO Y JUAN MESA, quienes imprimían
con sus cañas un hialino melodioso
encanto que extasiaba a los bailadores.
Qué decir del sonoro señorío de los bombardinos, de BENJAMIN ARCOS, ELOY MESA Y FELIPE PATERNINA, más allá
los trombones de CARMELO
SALCEDO Y CARLOS MULLHET que dejaban escapar efluvios que esparcidos por el viento se
confundían en la bruma de la noche haciéndola más romántica.
MARCOS
POLO
golpeando alegre el bombo, acompasado el tañear de los platillos del NEGRO MESA
Y majestuoso el redoblante de NICOLAS
MESA,
el músico mayor quien con sus repiques invitaba a las morenas bailadoras estremecer sus hombros.
Divaga en nuestras memorias decía NICOLAS aquellas hermosas piezas
musicales el SAPO, LA VÍSPERA
DE AÑO NUEVO, CHIVO MONO, LA VACA VIEJA, EL CEBU, PERRO NEGRO, y tantas otras .
Su semblante delato la tristeza que lo embargaba, cuando lo
escuche pronunciar, que la pieza musical que más recuerdos le traía era TRISTEZA DEL ALAMA, porque eso
habitaba en él, al recordar que muchas ya habían partido a ese infalible viaje
sin regreso, que es la muerte, y hasta donde él tenía conocimiento
quedaban muy pocos.
Quiero exaltar una vez más a través de este escrito, elevarlos a
la categoría de héroes, y cubrirlos de gloria a estos baluartes de nuestra
historia musical.
Para mí el haber corrido el velo de la historia y del tiempo, me
satisface porque sé que otras generaciones también tendrán la oportunidad de
conocer parte de nuestra historia musical
Cordialmente: Eliecer Castro Manjarres.

de la mujer, con lo exuberante de la naturaleza paisajista.
Desde su juventud fue trillando los caminos con sus cantares de gesta, la bohemia serenata, las incansables parrandas, sus cantos, se escuchaban, en la loma e´ conejo, los chijetes, el tusá, el cerro pelao, por la loma del pozo viejo, así fue creciendo ese cóndor quimérico que más tarde volaría por los picos de la cordillera andina en su avión de nieve y desde los cerros verdes divisaría la ensenada de la ciudad amurallada donde los recuerdos nunca mueren. Pero Adriano llevaba en su sangre el espíritu aventurero, ese mismo que trajo el primer Manjarres que llegara a las montañas de san Emigdio, que reclutado por una guerra de absurdos ideales, abandono la nostalgia del azul mar dejando anclados en la arena de la vieja Gaira el buque de los recuerdos. Allí se quedaron sus ancestros, pero su estirpe se multiplicaría en las sabanas del viejo bolívar, más exactamente en lo que hoy es San Pedro.
Adriano un día cualquiera se fue llevando su romanticismo aventurero, hacia otras lares, y su guitarra, vieja compañera infatigable de tantas gestas, se escuchó por las montañas de Astrea, Bosconia Pailitas , Palestina, Loma Colora, jamás su guitarra se silenció en una parranda y siempre se apareció el diablo con un triple viejo, ya su fama había traspasado los confines del magdalena grande, y así fue como se conoció con Luis Enrique Martínez, Pacho Rada, Abel Antonio Villa, Andrés Landero y ese sueño de una guitarra nacarada de estilo español se hizo realidad.
Nosotros en San Pedro de hoy nos alegramos siempre, que al chule le grabaron una canción, las tragedias del destino jamás lo derrotaron, porque el canto de los canoros en el tejían versos de esperanzas y su guitarra nostálgica seguía dibujada sobre el amaraje haciéndola más lírica, mas poética evocando al indio guajiro que exorcizaba a Salas Manjarres, sentado sobre las gradas de mármol de aquel trébol legendario. Su numen transfiguro el delicioso panorama de los llanos, por donde el cajonero trasegó buscando el agua del playón par los ganados de la sabana. El lirismo de su imaginación lo hizo pintor, de saltos de agua cristalina donde la princesa encantada, hermosa mujer de la se solía bañar, del alegre caño lindo que después entristeció por que el juglar sanpedrence se extravió por los caminos del olvido.
Las falsas promesas aunque le laceraban quedaron en el olvido porque una noche a la luz de la luna se encontró con el amor de su vida Aurorita, quien le dijera “no me desprecias porque en la vida no cuentas con nadie y me duele que llegue el invierno y te encuentres sin nido”, pero el destino aun no lo había golpeado tan fuerte hasta cuando Aurorita por mandato divino lo dejara solo y aquel trágico momento cayó sobre él como el lampo de una centella del cual no se pudo sobreponer y su guitarra evoco una última canción para dedicársela a Dios, PAZ EN LA TUMBA DEL JUGLAR.
Cordialmente
ELIECER CASTRO MANJARRES.
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Si hablamos de Juan Alberto Díaz, para muchos, este nombre sonaría desconocido. Nació el 12 de julio de 1934 en San Pedro Sucre, Fueron sus padres, Pedro y Francisca, el ultimo de once hermanos, a los nueve años queda huérfano, al morir su madre Francisca Mendoza, Y es su hermana mayor Devora Díaz quien asume la crianza de Olmedo Díaz como popularmente se le conoció a este personaje en San Pedro, y es la misma Devora quien decide desde entonces llamarlo Olmedo , en honor al sabio griego Olmedo porque ella veía en su sobrino, esa chispa innata de compositor de mente brillante, y filósofo ocasional. Su infancia trascurre a lo largo y ancho del pozo viejo, el cocuelo, y los arroyos charco viejo, tío Agustín y Juan flaco, donde se convierte en cazador furtivo, y es en estos lares donde se convierte en un imitador de las aves canoras del campo, con su silbido emulaba el trinar de canarios y mochuelos. Hoy, pachita su hermana de crianza, con nostalgia recuerda esa hermosa infancia de su hermano, descalzo, pantalones cortos, camisa anudada a la altura de la cintura, y un viejo sombrero de paja el cual utilizo para protegerse del sol tropical de las sabanas del viejo San Emigdio, cauchera en mano y una mochila llena de piedras, salía bien temprano y solo volvía en las horas de la tarde y muy rara vez trajo a casa el producto de su correría por los montes de su pueblo natal. Jamás pudo su protectora, Devora Díaz lograr que el jovencito inquieto “olmedo” se dedicara de tiempo completo al estudio, y fueron muy pocas las veces que muy a regañadientes, este inquieto chiquillo tomara un lápiz en sus manos.
El tiempo fue pasando y aquel niño, sin que su madre adoptiva se diera cuenta, paso la infancia veloz hacia la juventud, y en el Devora empezó a ver algunos cambios, su olmedo, se había convertido en un joven buen mozo, y muy a pesar de la poca casi que nula, preparación académica que poseía, tenía una facilidad para tratar a las personas y hacer amigos, y amigas.
Muchas jovencitas de su época, se lo peleaban, no tanto por su apariencia física si no por esa chispa que siempre tubo, para saludar a una dama, y su facilidad en la composición, fue el arma letal para que el fuera el pavo real del pueblo, y sus encantos traspasaban las fronteras invisibles de estos barrios. Les dedicaba versos a sus amigas, las enamoraba con sus metáforas idílicas, expresadas e interpretada con su voz melodiosa de juglar romantizista.
Pero sus amigas más allegadas fueron, Ana Matilde Fúnez, Lilia Romero, Y Cladis Benavides, trio de mujeres hermosas a quien Olmedo un día le compusiera una canción la cual intitulo bellezas sabaneras , que en alguno de sus apartes decía,
Trio de mujeres bonitas
Que adornan nuestro cielo
Destellan como estrellitas
En lo ancho del firmamento
Cuando el sol viene saliendo
Más se adorna la campiña
Ellas parecen campanillas
Florecidas en el mes de enero
Olmedo y su trio de amigas se convierten en cómplices, de currimbis y pachangas, y son ellos quienes organizaban las fiestas de la cruz del 3 de mayo, con rifas basares, tómbolas, para recolectar los fondos, para comprar el papel de cometa para hacer lasa cadenetas que adornarían la calle, la cual la transformaban sembrando de lado y lado matas de plátano, haciendo del escenario un cuadro vivo. Entrada la tarde de aquellos días donde la felicidad se traslucía en el jolgorio se realizaban las novenas. Lo que aumentaban el entusiasmo con la quema de la pólvora, y todos esperaban la noche para gozarse el fandango. Ellos se las ingeniaban para la amenizasion, algunas veces fueron grupos de gaitas, la banda 14 de septiembre, y casi siempre terminaba Olmedo tocando su violina acompañada por un bombo y un redoblante. Los porros y fandangos llenaban de alegría y la rueda crecía a la luz de las velas que enarbolaban las bailadoras, quienes eran cortejadas por los bailadores que zafreaban restrahilas, como esta, “atécense mujeres que la noche es larga y las velas se apagan, “aprieta situación aprieta” pululaban las ventas de chicha, guarapo, horchata, pasteles y la infaltable mesa de fritos.
También fueron sus amigos, de bohemias parrandas, Carmelo Pérez, Alcides Mutis, y filadelfo Mutis, cómplices de faenas nocturnas de serenatas y amoríos, no hubo novia a la que ellos no le llevaran una romántica serenata.
Pero, Olmedo tenía muchos amigos, entre ellos Gabriel de la Ossa quien le hacía de interprete y escritor porque a la razón que Olmedo no aprendió a leer ni a escribir fue Gabriel su cómplice para escribirle las cartas que le enviaba a las novias y para leerle las respuestas que recibía. Pero había uno muy especial, quien fue su ídolo, era nada más y nada menos que su primo hermano el Chule Salas, quien le enseño algunas posiciones en la guitarra y con el cual se extasiaba hablando de composiciones e intercambiando ideas, el Chule con la guitarra y Olmedo con su violina, no necesitaban nada más para hacer una parranda o para en una noche bajo la luz de una luna llena interrumpir el silencio de la noche al pie de una ventana marroncita, expresando en metáforas el amor que se sentía por la doncella que dormitaba en una casita blanca con paredes de bahareque. Aunque muchas veces fueron ahuyentados por un padre eufórico, que aludiendo que no lo dejaban dormir los hacia corre garrote en mano, tampoco falto la madre que no era gustosa con los pretendientes de sus hijas y los alejaban sorprendiéndolos por la puerta del corral vaciándoles el contenido de un vaso de noche, pero más fueron las satisfacciones de aquellas noches de serenatas, al contemplar la más hermosa y diciente de las escenas, mirar a la serenateada abrir la ventana con sigilo, y con la linterna de kerosene en la mano, dejar entrever el rostro de felicidad, y con el índice cerrando sus labios en señal de silencio, iluminadas por una alegría que las embargaba.
Olmedo fue un personaje de estirpe trabajadora, desde muy niño se dedicó al oficio de aguatero, se inició vendió agua del cocuelo trasportándola en una balanza con dos galones de 20 litros, luego adquirió un burro y dos barriles, y con el producido de la venta diaria del agua, ayudaba a el sostenimiento de la casa, aprendió todos los oficios del campo, los cuales alternaba con su afición a la música, en especial el canto y la composición, logro vivir los albores de la bonanza tabacalera, y fue un personaje ejemplo de vida, pero que muchas veces estuvo de boca en boca, porque gozaba de una fama de conquistador única, joven bien parado, bien vestido, y con esa clase y decencia que se gastan los poetas y juglares innatos. Ello contribuyó a que muchas veces algún aludido novio quisiera hacerle reclamos invadido de celos.
Pero Olmedo sucumbió a los encantos de Elisa Mendoza Medina, quien vivió en la calle honda hoy barrio los cocos, mujer trigueña, delgada, alta, de negra cabellera, de ojos negros nariz fileña bien formada, es decir, con un perfil gitano que atrapaba a quien la mirase, y con quien contrajo matrimonio católico el 14 de julio de 1958. De cuya unión quedaron dos hijas, Yeny y Rosa, por cosas del destino su relación con Elisa Mendoza no fue duradera, y Olmedo un día, empaco sus pocas pertenencias y se fue aventurar buscando la ruta de los juglares, el magdalena grande.
Anduvo de finca en finca, por los pueblos del magdalena, llega al Difícil y se reencuentra con el Adriano Salas inseparable primo quien era el guitarrista de Luis Enrique Martínez y es el mismo chule quien lo recomienda con Luis enrique para que olmedo hiciera parte del conjunto, como corista segunda voz, de parranda en parranda, recorrieron todos los pueblos del magdalena incluidos los que hoy hacen parte del Cesar, una vez estando en Valledupar tiene noticias de su pueblo a través de unos conocidos que se encontró en una calle de valle de upar, quienes le cuentan del bum de las algodoneras, que ya hay caja agraria, las avionetas de fumigación agrícola surcan el espacio de san pedro buscando erradicar las plagas que trae el cultivo, que los tractores irrumpen en las madrugadas llevando en zorros a los recolectores, del algodón, que los grandes algodoneros cambiaron sus caballos por camperos y por camionetas rangers, que ya inauguraron el colegio de bachillerato, y olmedo con todos esos argumentos compuso una canción con el nombre de, el progreso de mi pueblo.
EL PROGRESO DE MI PUEBLO
ME PONGO A PENSAR, LAS COSAS DE LA VIDA
COMO HA PROGRESADO EL PUEBLO DE SAN PEDRO
YA TIENE QUE BUENA VIDA
BUENOS COLEGIOS, DESMOTADORAS.
TAMBIEN BANCO ALGODONERO.
LOS AGRICULTORES DE ESTA REGION
LOS POBRESITOS SERAN DIFUNTOS
SE CONFORMAN TODAS LAS TARDES
CON SUS CARGUITAS MONTA EN LOS BURROS
ME DA TRISTEZA, CUANDO OIGO LOS CUENTOS
POR QUE SIN DUDA, YO NO VIVO ALLI
SE VEN LAS CALLES, LLENAS DE TRACTORES
VUELAN AVIONES Y TRAFICO DE JEEP
LOS TIEMPOS PASAN, LOS RECUERDOS QUEDAN
ESTA ES LA HISTORIA DE MI PUEBLO
SE LAS DIGO, POR QUE YO.
ME LA PASO ES EN CAMINAR
En sus correrías Olmedo llego hasta Barrancabermeja, atraído por las noticias de la gran producción petrolera y la llegada de grandes empresas, para la explotación del oro negro.
Olmedo le gustaba probar suerte, y donde quiera llegaba dejaba amigos y en cada situación dejaba una canción por la cual lo recordarían siempre. Esta canción CRUZ A CUETAS, fue una canción que Olmedo jamás dejo de cantar, en ella relata la triste historia de la pérdida a muy temprana edad de su mama francisca.
CRUZ A CUESTAS
Que hare yo tan solito en este mundo.
Con la cruz acuesta cargando esta condena
Yo estaba niño cuando mi madre murió,
Mi Dios se la llevo a mi madrecita buena (bis)
Desde ese entonces yo quede huerfanito
Porque perdí a mi único tesoro
Con la imagen de mi madre me consuelo
Y con su retrato cada rato lloro
Destino cruel que existe en esta vida
Destino cruel que fue el que me toco
Yo esta niño de edad de nueve años
Cuando la muerte a mi madre se llevó (bis)
Soy huerfanito yo no tengo madre
Ni tengo un cariño que pueda igualarle
Para las madres nunca hay un hijo malo
Si está en la cárcel va a consolar
OLMEDO era un enamorado del campo le gustaba esa vida, el oír bramar la vaca, oír cantar el gallo estar en contacto con la naturaleza y decide regresar a la región del valle. Y consigue trabajo en una finca como jornalero, y es allí donde se conoce con Martina Martínez, su última compañera y gran amor de su vida y ala que amo a plenitud. Y con la cual decide venirse a vivir a Cartagena donde tenía sus hermanos de crianza. Muchas veces Martina le pregunto, cuántas mujeres habían pasado por su vida y su respuesta siempre fue sabia, para el no existía en su memoria otra mujer que ella no había un antes ni un después solo su presente y era ella. Ella siempre le escucho decir que “El hombre joven tiene dos amores, del ombligo para arriba hay uno y del ombligo para abajo está el otro”.
Martina describe al juglar como una persona con los pies sobre la tierra, amigo de sus amigos, como un padre ejemplar, aun lo imagina con su violina improvisando versos, o tal vez con la hojita de limón a la cual le introducía una astillita de madera y a la cual le sacaba las notas musicales más armónicas escuchadas. Ella reía con las locuras de Olmedo y de las frases que dejaba escapar de cuando en cuando como esta que le escuchaba decir, “mi cabeza es un pozo llorao se seca el día que me muera”.
Y desde ese pozo llorao brotaron muchas composiciones, que exaltaban la belleza del entorno donde él se encontraba, le canto a la naturaleza en todas sus manifestaciones, como este fragmento donde el compositor se inspira en un ruiseñor, quien con su trinar ahuyenta la tristeza del juglar, y en donde el invita a él avecilla a que cante para que le alegre su corazón, entre el susurro de las palmas, la quebrada del sentimiento se seca pero una primavera elocuente bondadosa hace que el caudal de esa quebrada que se llenó de tristezas por una circunstancia adversa, vuelva a crecer de felicidad y alegría.
EL RUISEÑOR
Una mañana yo estaba triste (bis)
Escuche el canto de un ruiseñor
Quedo grabado aquí en mi mente
Y me despertó el corazón (bis)
Hay que cante, cante un ruiseñor
Pa que alegre a mi corazón
Con el susurro de las palmas (bis)
La quebradita se seco
Pero al llegar la primavera
La quebradita volvió y creció
A su llegada a Cartagena olmedo toma un cambio radical en su vida, y es en membrillal donde decide construir su hogar y rehacer su vida al lado de Martina Martínez, su devoción por la fe católica lo llevan a convertirse en un católico practicante, circunstancia esta que le determinan fundamentalmente su vida, la hermandad de las monjas Franciscanas le obsequian un lote de terreno, y allí levanta lo que el llamaría el imperio de la familia Díaz Martínez, y donde aún hoy se encuentran las casas de todos los descendientes, de su prole, hijos y nietos. Desde allí toma la rutina de ir a Cartagena todos los días comercializar panes y dulces, actividad esta que alternaba con el cultivo de yuca, ñame, plátanos, hortalizas y la cría de aves de corral para poder sacar adelante su familia. Era feliz, se hizo libre, a través de sus canciones, y también contribuyo históricamente a el crecimiento y desarrollo del sector de membrillal en la zona industrial de Cartagena, y en un gesto de humildad le compone una canción en donde exalta la labor de la hermana Elfrinda quien fue una persona que contribuyo mucho al desarrollo y crecimiento de la comunidad de membrillal, en esta composición narra históricamente la llegada de los primeros habitantes del sector, entre ellos el y su familia.
CANTO A MEMBRILLAL
(Merengue)
Antes de haber estos ranchos
Ay señores yo les digo
Se encontraban los rodeos
Puras matas de membrillo
Coro
Yo se los voy a decir
Yo se los voy a explicar
Y por eso los pioneros
Lo pusieron membrillal
Rodeados de muchas empresas
Esto se los digo yo
A un lado queda colklinquer
Y el famoso Ecopetrol
Desde hoy en adelante progreso ´pa membrillal
Al cabo de mucho tiempo
Esto se los digo yo
Ay llego la hermana Elfrida
Como mandada de Dios
Enseguida trabajando
Y los niños estudiando
Con las lamparitas en las manos
Y los niños estudiando y la comunidad ayudando
Y la monja trabajando Y los niños estudiando
De tarde los campesinos
Iban a llenar el agua
Allá a la poza del trece
Que queda en Policarpo
No hay duda el compositor, atrapaba sus musas en las situaciones cotidianas, el día a día, para él, era muy importante, y él, tenía esa facultad de sacarle el juga a cada situación, el sector de membrillal planicie casi que total, terreno de lodazales y tierras húmedas, hábitat perfecto para el cangrejo, personaje este a quien Olmedo decide dedicarle una cumbia, aire este que sabe a salitre, sabe a arena, sabe a mar y es caribe a toda prueba,
EL CANGREJITO (cumbia)
Yo no sé porque el cangrejo
Ay lo llaman paliza (bis)
Porque cuando va corriendo
Va pa lante y da pa tras
Bailen como el cangrejo
Marchen como el cangrejo
Y gocen como el cangrejo
Cuando llega el mes de mayo
Que cae un aguacero (bis)
Y enseguida por las tardes
Las manchas del cangrejo
La vecina de allá enfrente
Contigo quiere inventar
Un arroz de cangrejito
Que es bueno para almorzar
Coro
Coman arroz de cangrejo
Ay gocen como el cangrejo
Ay marchen como el cangrejo
Y corran como el cangrejo
Compuesta el 12 de julio del 1995 por Juan Díaz
Dentro de su repertorio hiso canciones picaresca y con un doble sentido mesurado, y sutil, como eta canción intitulada el palo de tamarindo.
EL PALO DE TAMARINDO
(Cumbion)
En la puerta de mi casa
Tengo un palo de tamarindo
Porque todas las mañanas
Tempranito me le guindo
Y que bello el palo de tamarindo
Que todas las mañanas
Yo me le guindo
Cuando el palo esta pario
Yo me le fajo enseguida
Y le tumbo la cosecha
Y me queda la semilla
Y que bello el palo de tamarindo
Que todas las mañanas
Yo me le guindo
Cuando el palo esta coposo
Lo tengo que fumiga
Se le suben las hormigas
Y me lo quieren pela
Y que quede el palo
Ay como esta
Ay que las hormigas
Lo quieren pela
El que pasa por mi casa
Yo lo veo que se persina
Es que el palo lo tengo grueso
Y el que pasa me lo envidia
Y que bello el palo de tamarindo
Que todas las mañanas
Yo me le guindo
Compuesta el 3 de Marzo del 2000 por Juan Díaz
Por muy lejos que Olmedo hubiese estado de su pueblo natal, siempre recordaría su infancia, por los campos de san pedro, a la orilla del cocuelo, el pozo viejo ,charco viejo, y esos nostálgicos recuerdos los convertía en canciones a través de metáforas y frases que solo él tenía la facilidad de hilvanar en filigranas gramaticales, como esta canción que le compuso a un ave casi en vías de extinción, y a otros animalitos del campo, a quienes con su ingenio innato los pone a tocar los instrumentos que acompañan a esta cumbia.
LA GUACHARACA
(Cumbia)
Que se alegre el campesino cuando está relampagueando
Un aguacero en mayo lo estamos necesitando
Levántate compañera hace café que me voy para la rosa parece que va a llove
Cuando yo estaba en la rosa me canto la guacharaca
En el canto me decía se le va caer la casa
Coro
Levántate compañera ven pa ca
Que me voy para la rosa que voy a trabajar
El mico y la marimonda se pusieron a cantar
La ardita les hacía coro subida en la paliza’
Y el mico toca la caja que era un bailador
Y la rana la guacharaca que no se quedó atrás
Coro
Levántate compañera ven pa ca
Que me voy para la rosa que voy a trabajar
Olmedo ve como se le van yendo los años, y con ellos le van llegando los achaques, una lesión coronaria lo limita, casi que físicamente, deja de comercializar los productos que llevaba a Cartagena, y se limita a estar a quietud en casa, pero él es intenso y le dice a Martina que lo deje a si sea para hacer los mandados, y es allí donde nuevamente sin importarle su estado de salud se inspira y compone quizás una de sus últimas canciones, El fregao.
EL FREGAO
Ahora si quede bonito
Ahora si yo estoy fregao
Me tienen en la casa solo pa hacer mandao
Me dan el billete estricto no puedo ni reclamar
No me queda ni un centavo pa comprarme una empana
Y eso que no cuesta na
A mi Diosito le pido
Y es de todo corazón
Que pase ligero el tiempo y me arregle esta situación
Porque de esta manera ya se lo voy a explicar
Me la paso en la casa si no puedo trabajar
Yo cuento con mis amigos el que pueda ayudar
Y el que me dé la ayudita Dios lo va a gratificar
La unión entre Olmedo y Martina fue longeva y quizás, sin el haber llegado al matrimonio católico con ella fue como lo estipulan los cánones católicos fue hasta que la muerte os separe, este juglar convive con Martina por 36 años y de cuya unión quedan 7 hijos, Omar Alberto, luz Mary, Suyin, Paola, Carmen, Mirtha y Ángela Díaz Martínez. De la unión de olmedo y Martina quedaron 7 hijos Omar Alberto, luz Mary, Suyin, Paola, Carmen, Mirtha y Ángela Díaz Martínez.
Muy enfermo, Olmedo recae de su lesión coronaria, y es internado en la clínica madre Bernarda de CARTAGENA, allí su inspiración no acaba y todos los días que estuvo internado, cantaba un verso o un fragmento de sus composiciones, la muerte lo sorprende un 14 de agosto del 2004, cuando quiso ver la aurora he inspirarse, quizás esta fue su última canción sobre la faz de la tierra, porque estoy seguro que el sigue inspirando sus canciones para que los ángeles las canten con un coro celestial alagando a DIOS , creador y padre celestial.
En esta reseña, he querido exaltar la grandeza musical de este juglar que dejo su huella en su tierra y fuera de ella y de la que muy pocas personas quizás tenían conocimiento, por eso me di la tarea de ir tras las huellas del juglar, conocer y divulgar su numen musical, mucho se ha dicho que existen canciones de este compositor que fueron llevadas al acetato sin darle los créditos respectivos a su autor. Y a las autoridades administrativas de san pedro y a la fundación San Pedro Claver quienes organizan el festival pación sabanera de San Pedro conminarlos a que se le haga un reconocimiento a la obra musical de este juglar. Solo nos queda darle a Martina, y a todos sus hijos e hijas los agradecimientos por suministrarme los datos biográficos y ceder muy gentilmente el material escrito de las canciones de Olmedo para que se conociera, que para ellos es el tesoro más grande que el juglar le dejara a su familia, “la inspiración de sus canciones”, porque las canciones jamás mueren, dejo constancia que todas las canciones que aquí en esta crónica aparecen, son originales e inéditas y sus derechos son reservados y propiedad de los herederos de Olmedo Días y se transcribieron tal cual aparecen escritas en su documento original.
También quiero dar mis agradecimientos Denisse Jiménez Díaz, quien fue la encargada de recoger la información, en la familia del compositor.
A Isolina Mendoza, su aporte biográfico y a todos aquellos amigos que contribuyeron con la elaboración de esta crónica.
Paz en la tumba del compositor
Cordialmente
ELIECER CASTRO MANJARRES.
Excelente
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